Boisgeloup

Pablo Picasso adquiere una propiedad en Boisgeloup, Normandía, en donde instala su taller de escultura y permanece desde 1930 hasta 1937. Bernard y Almine deciden traerlo de nuevo a la vida, aunque con un toque contemporáneo. En los albores de la Segunda Guerra Mundial, Pablo Picasso traslada todas sus esculturas de yeso a su estudio de Boisgeloup, no muy lejos de París, para protegerlas y, más tarde, llevarlas al bronce. Desde entonces, hacia finales de los años 30, el estudio ha permanecido intacto, aunque vacío.

El Château de Boisgeloup, que encontró comprador con Picasso el 10 de junio de 1930, está situado a unos 60 kilómetros al noroeste de París y en las inmediaciones de Gisors, Normandía, además de encontrarse muy cerca de Auvers-sur-Oise, Giverny y Eragny. Cautivado por la belleza y la paz del entorno, Picasso decide instalar su taller de escultura en Boisgeloup, que frecuenta hasta 1937 junto con su esposa Olga y su hijo Paul. Según la creencia popular, el nombre de Boisgeloup vendría de bois-jaloux, esto es, un bosque oculto o tamizado por una especie de celosía, lo que evocaría la naturaleza secreta del lugar. El palacete se construyó en el siglo XVIII, después de que su antecesor fuese devorado por las llamas. Se encuentra en el corazón de un jardín, rodeado este por un muro de piedra. El acceso a la finca se realiza a través de un alto portalón, con volutas que ornamentan sus jambas y sus pesados batientes de madera maciza; portalón dominado, a su vez, por la propia iglesia de la finca. Un antiguo palomar se erige en la parte trasera de las dependencias del servicio, frente al palacete, y que Picasso transformó en su estudio de escultura.

Un lugar para vivir y crear en el que Picasso recibió a ilustres amigos del mundo artístico de aquella época. Deja Boisgeloup en 1937, aunque Olga permanece allí hasta los años 40. Paul, el único hijo de Olga Jojlova y Pablo Picasso, nacido en 1921, vivió en la finca hasta su fallecimiento en 1975. Durante las décadas sucesivas, el estudio de escultura hizo las veces de almacén, hasta que Bernard, el hijo de Paul, y su esposa, Almine, decidieron volver a abrir sus puertas, aunque con un toque contemporáneo.